El punto de no retorno, el punto medio de lo positivo a lo negativo, ese que no hace nada pero que es imprescindible. Hay se hayaba él. Se había quedado sin nada. Fue el momento exacto en el que su bancarrota adquirió más valor que él. Ni un euro. Ni una casa. Ni una cama. No tenía nada, se quedó completamente abandonado y perdido, expulsado de ese mundo de comodidades en el que sus padres le habían criado. Todo le había sido regalado y cuando hubo de mantenerlo todo por su cuenta se le escapó de las manos. Su situación era patética, su motivación inexistente. No había más remedio. Si hubiera tenido algo a lo que agarrarse, hijos, mujer, padres, PERRO! Pero no había nada...
Cogío su revólver y apretó el gatillo apuntando a su sien derecha.
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