miércoles, 7 de marzo de 2012

Instinto animal

Mi perro verde mea sangre y el veterinario me dice que lo sacrifique. He tenido que meditarlo mucho antes de decidir sacrificarlo, con lo inteligente que es. Pobre, no sabe la mala suerte que ha tenido, otro hubiese intentado todo por arreglarlo. Ya he cogido el cuchillo y voy a ello. Tiene una casa muy grande, estoy dentro con él. No os imagináis la pena que da, me mira con unos ojos como diciendo: ¿Pero que haces tío? ¿No he hecho nada malo! Me dan ganas de llorar. Me he puesto guantes para no mancharme, y plástico en el suelo para no ponerlo perdido. Creo que no debería, quizá me esté equivocando. Pero llegados a este punto no voy a echarme atrás, no señor. Lo he atado para que no me lo ponga difícil y le he puesto una mordaza para que no moleste a los vecinos. Mientras afilo el cuchillo me sigue mirando, rogando con la mirada otra oportunidad. Pero no la hay. Siento tener que matar a un pobre veterinario.

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