miércoles, 19 de septiembre de 2012
Disculpen que no me levante
Nada ilumina tanto como el Sol, pero eso no le resta luz a la noche. Mi linterna busca algo en este oscuro y largo pasillo. ¿Serán muertos? ¿Pistas quizás? Si no entiendes de que hablo puedes irte al Diablo, que él sí lo sabe. Mientras queden curas de los que reírse el mundo nunca será un lugar del todo aburrido. Me apetece saltar y correr pero el tabaco me está jodiendo todo deporte no sexual. El amor son hormonas y la risa tan solo es fruto de asociación absurda de ideas venidas de la experiencia previa. Voy a reírme de todo aquel que no se ría y voy a saltar sobre el público con el fin de aplastar a alguien. Tendrán que estudiar mis textos para saber quién soy, y probablemente ni así lo sabrán. No se qué ve la gente cuando me ve. Verán a un chico malo con mirada de niño bueno o verán a un chico que busca a una chica, todo lo que puedan ver aparte de ésto será mentira. Johnny ya no cogerá su fusil nunca más porque lo he fundido para hacer unos anillos. Jack Torrance no entrará en mi habitación con un hacha porque a los psicópatas no les resulto interesante. Mientras tanto me entretengo narrando la actividad de mi cigarro, que expulsa un humo blanco y denso que se dispersa creando hondas y espirales de una belleza solo alcanzada por el cuerpo humano.
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