domingo, 22 de julio de 2012

Vivaldi - The Four Seasons

Una vez hubo algo precioso que la gente llamaba amor. Un sentimiento tan puro como la vida misma, un sentimiento que bastaba para provocar su reciprocidad. Fue en una época en la que lo demás era duro como la roca. Para compensar la frialdad de la existencia el amor provocaba un calor ahora ya perdido. Provocaba un calor que permitía vivir sin el perpetuo abrigo de la apariencia. Liberaba a hombres y mujeres, liberaba a quienes se sentían presos. Con el tiempo la sociedad fue calentándose como una piedra se torna en lava, hasta que el amor se volvió frío como el hielo. Se ha perdido, el buen amor se ha perdido y ahora liberarse con él resulta algo aleatorio y confuso. Pongamos ejemplos. El 11 de Marzo de 1789 un dulce chico de Cambridge llamado Philip vio por primera vez a su nueva vecina, Victoria, y sintió un amor instantáneo. Una noche en la que ambos se escaparon de casa en busca de experiencias coincidieron en el puente. Philip le confesó su amor, y ella, abrumada por su sinceridad y romántica belleza le correspondió. El 11 de Marzo de 2011 un dulce chico de Cambridge llamado Philip vio por primera vez a su nueva vecina, Victoria, y sintió un amor instatáneo. Una noche en la que ambos se escaparon de casa en busca de experiencias coincidieron en la discoteca. Philip le confesó su amor, y ella, abrumada por su sinceridad y romántica belleza le tiró la copa encima, le dio una bofetada y se fue asqueada. Cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero hemos tenido momentos bonitos en el pasado.

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